No tengo mayores referencias acerca de Robert Prevost, quien es desde ayer el nuevo papa. Lo que sí sé es que pertenece a la Orden de San Agustín. Lo cual resulta alentador, considerando que Agustín de Hipona ha sido una figura clave en la historia de la fe cristiana. Fue un hombre profundamente dedicado a su relación con Dios y dejó una herencia teológica invaluable, especialmente en su comprensión de la gracia divina, que siglos después inspiraría a reformadores como Martín Lutero en su búsqueda por redescubrir las verdades del Evangelio.
Si el nuevo papa mantiene una visión que honra la centralidad de la gracia, quizá podamos dialogar con mayor claridad en esos puntos esenciales. Ya por la elección de su nombre papal al que algunos asocian con la tradición de los papas llamados León, en especial León XIII, conocido por su búsqueda de justicia social, el cuidado al desvalido y la mirada puesta en las personas.
Como presidente de la Alianza Evangélica Latina, observo atentamente los hechos que se desarrollan, reafirmando mi llamado de parte de Dios a trabajar por la unidad del Cuerpo de Cristo entre mis hermanos evangélicos y protestantes. No participo del ecumenismo institucional, pero sí abogo por relaciones cordiales y pacíficas con quienes no comparten nuestra fe, con la esperanza de poder anunciarles el mensaje del Cristo resucitado. Y entre nuestras alianzas nacionales de iglesias evangélicas existe la construcción de un diálogo ameno y responsable con líderes de diferentes confesiones de fe.
Razón por la cual, desde la Alianza Evangélica Latina sostenemos espacios de diálogo y colaboración con representantes de otros credos en temas que comprometen la dignidad humana y el bien común, tales como la migración, la crisis climática, la defensa de la vida en todas sus etapas y la búsqueda de la paz entre pueblos y naciones. En esas causas, sin renunciar a nuestra identidad ni a nuestro testimonio, creemos que se puede trabajar juntos por el bien de la sociedad.
Y en ese sentido hago mías las palabras de Agustín de Hipona: “En lo esencial, unidad; en lo dudoso, libertad; en todo, caridad”.
Atentamente,
Rev. Juan Cruz Cellammare
Presidente de la Alianza Evangélica Latina – AEL
Traducción al inglés
I respectfully congratulate the Catholic Church on its new leader.
I don’t have many references regarding Robert Prevost, who as of yesterday is the new pope. What I do know is that he belongs to the Order of Saint Augustine. This is encouraging, considering that Augustine of Hippo has been a key figure in the history of the Christian faith. He was a man deeply devoted to his relationship with God and left an invaluable theological legacy—especially in his understanding of divine grace—which centuries later inspired reformers like Martin Luther in their quest to rediscover the truths of the Gospel.
If the new pope upholds a vision that honors the centrality of grace, perhaps we can engage in clearer dialogue on those essential points. Even his choice of papal name, which some associate with the tradition of popes named Leo—especially Leo XIII, known for his pursuit of social justice, care for the vulnerable, and focus on people—offers hope.
As President of the Latin Evangelical Alliance, I closely follow the unfolding events, reaffirming my calling from God to work for the unity of the Body of Christ among my evangelical and Protestant brothers and sisters. I do not participate in institutional ecumenism, but I do advocate for cordial and peaceful relationships with those who do not share our faith, with the hope of announcing to them the message of the risen Christ. Among our national alliances of evangelical churches, we are building respectful and responsible dialogue with leaders of different faith traditions.
For this reason, the Latin Evangelical Alliance maintains spaces for dialogue and collaboration with representatives of other faiths on issues that involve human dignity and the common good—such as migration, the climate crisis, the defense of life in all its stages, and the pursuit of peace among peoples and nations. In these causes, without renouncing our identity or our witness, we believe it is possible to work together for the good of society.
And in that spirit, I make my own the words of Augustine of Hippo: “In essentials, unity; in non-essentials, liberty; in all things, charity.”
Sincerely,
Rev. Juan Cruz Cellammare
President of the Latin Evangelical Alliance – AEL